La tercera semana de “Escenarios
con tecnología: entre lo real y lo posible” (del 27/11 al 4/12) abrió una
temática tan interesante como compleja de analizar, debido a que estamos zambullidos
en ella, descubriéndola,
transcurriéndola, apropiándonosla. Una mirada atenta al Movimiento/Contenido
abierto supone que habrá de dialectizar las estructuras de la cultura escrita,
(ya lo está haciendo), sobre todo la escolar y la académica. Negar las
profundas transformaciones que la cultura digital e internet introducen en los
procesos simbólicos y en las formas de circulación y producción de la
información y del conocimiento no hará más que perpetuarnos en prácticas de
enseñanza y de aprendizaje descontextualizadas y sin valor formativo para un verdadero
ciudadano de la cultura escrita. Y aún más, insistir en prácticas de producción
académica que ignoran el movimiento intelectual que se genera en el acceso, la
conectividad, el intercambio, el remix, la edición y la publicación “autónoma”
y en red; lleva a desconocer,
justamente, toda esa producción, otorgándole otra jerarquía o legitimidad.
Ese entramado conceptual que se amasa
y teje colaborativamente en la web adquiere forma de conocimiento en proceso, construido y
en construcción, genuino, busca
comprender y modificar la práctica, arroja “resultados” y análisis parciales y
cercanos, que permiten a su vez, reconstruir la teoría; y sobre todo, invita a
ser protagonistas.
En el recorrido personal que realicé en
esa tercera semana, encontré dos ejes más que significativos: la
crisis de la noción de autoría generada por el nuevo contexto, donde se puede
copiar, distribuir, editar y multiplicar exponencialmente los textos en
circulación y de la mano de ese eje; la imperiosa necesidad de pensar a los
estudiantes como productores de conocimiento.
En el video: "Propiedad intelectual y licencias Creative Commons",disponible en http://www.escenariostec.citep.rec.uba.ar/videos/beatriz-busaniche#overlay-context=esc/aprendizaje-en-red-bibliograf%25C3%25ADa-recursos-y-biblioteca-colectiva Beatriz Busaniche pone de relieve una problemática cotidiana, casi implícita u oculta, acerca de la autoría, el derecho de autor y la propiedad intelectual. Entre otras cosas, recupera cómo los docentes trabajamos con todo tipo de recursos educativos (incluso las producciones de docentes y alumnos) que son obras que están amparadas por la propiedad intelectual: fotocopias, apuntes y otras yerbas a las que accedemos, copiamos, remixamos y distribuimos sin autorización de sus autores. Eso es un delito penal. ¿Por qué nadie discute o castiga? ¿Cómo es posible trabajar en educación sin transgredir la ley? Como afirma Beatriz, este es un problema de carácter público, que requiere de una ley que disponga que la utilización de recursos de autor con fines educativos sea legal.
Mientras tanto o en esa dirección, el movimiento abierto conduce al nacimiento de iniciativas de acceso abierto, de licencias flexibles que responden a una realidad que no puede desconocer que todos remixamos. Los recursos educativos abiertos (REA) utilizan licencias, como Creative commons, que reconocen la autoría sin la exclusividad de los derechos de autor. Esto facilita, en palabras de Cristóbal Cobo, las innovaciones en el intercambio de conocimiento, la apertura a la inter-creatividad, los contenidos remezclables, y sobre todo una educación más abierta y en sintonía con los cambios de nuestra época.
En ese sentido, muy
personalmente, considero que debe re-pensarse la enseñanza y lo que se considera
y se evalúa como aprendizaje. Para iluminar la idea, retomo lo que comenté en el
Escenario de intercambio. Allí, decía que desde el
comienzo de la formación es necesario dar a conocer las normas para el cuidado
de la propiedad intelectual. Para ello, como dice Beatriz, primero debemos
asumir el problema, pensarlo, para actuar en consecuencia. Si no cumplimos
con la normativa, debemos hacerlo explícito. A su vez, debemos re-pensar la escritura académica y los
parciales, en los que todos repetimos
sin decir más que "fulano de tal", donde se escribe para dar cuenta y
acreditar. Es necesario plantear consignas que inviten a pensar en lo que dice
un autor y lo que pensamos o piensan los estudiantes acerca del tema o de lo
que afirma el autor y su relación con la realidad. Ello requiere enseñar y aprender
a diferenciar cuando hablamos nosotros o cuando hacemos hablar a otro, y a
tener cuidados. Pero sobre todo, a interpelar al estudiante como “intelectual”,
en el desafío de intercambiar, apropiarse, recrear, pensar la práctica,
construir y compartir. Ese es el proceso en el que el conocimiento del otro y
la información se convierten en aprendizaje que puede producir nuevo
conocimiento.
Torre de Babel |
Reflexionar
acerca de las prácticas de lectura y de escritura que suponen el uso y la
producción de contenido abierto me hizo pensar en las conceptualizaciones de Jorge
Larrosa acerca de la condición babélica de la lengua. Larrosa (2003) no
considera a la lectura como un acto de comprensión sino como una traducción
entre dos lenguas: la lengua del que escribe y la lengua del que lee. Escribir
es traducir lo que está dentro de uno y leer es traducir a nuestra propia
lengua la lengua del escritor. Las palabras son las mismas, pero lo escrito y
lo leído no es lo mismo. Ello es porque todos tenemos lenguas distintas, “cada
uno la suya”. Es la condición babélica del lenguaje: la palabra es plural. En ese
sentido, la significación de un texto no es acabada, sino abierta, dialógica.
Lo dialógico implica los movimientos de apropiación /desapropiación, llevando
el texto hacia nosotros o hacia lo que ya sabemos o pensamos, o lo que queremos
saber (apropiación) y moviéndonos hacia el texto, movilizando lo que sabemos,
pensamos o queremos (des-apropiación). Considero que la reproductibilidad
digital, internet y la web 2.0 plantean condiciones asombrosas para la práctica
de la diferencia y de la multiplicidad, de la resignificación, de la
convergencia y de la divergencia.
Lo que planteás acá me recuerda lo que señala Terry Eagleton acerca de que toda lectura es una reescritura de la obra y la resignificación que le otorga a la literatura cuando plantea: "Nuestro Shakespeare no es el mismo Shakespeare de su época; nuestro Homero..." La dimensión dialógica que mencionás en relación con la interpretación de un texto/discurso no es otra cosa que la práctica del pensamiento divergente, tan difícil de entender para nuestros alumnos que enfrentados a una pregunta con varias respuestas posibles insisten en que uno les dé LA correcta.
ResponderEliminarHola Silvina! Había leído esa frase en algún lugar, pero no sabía que era de Eagleton. También lo expresa Borges al escribir "Pierre Menard, autor del Quijote". Creo que es así, la experiencia lectora no hace más que despertarnos cosas o en ella estamos buscando. Es verdad lo que planteás sobre "la pregunta" correcta, creo que deviene del "oficio de alumno" y por eso decía que debemos replantearnos las consignas, lo que esperamos cuando damos a leer. Gracias por comentar y valioso aporte!!! Saludos!
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